lunes, 22 de junio de 2009

Kobetasonik 2009, sábado 20

A última hora decidí aventurarme el sábado a visitar de nuevo el monte Kobetas en busca de una dosis de rock. Poco antes de las 14:30 me encontraba en taquilla comprando la entrada para el segundo y último día del festival con esos inesperados 5 € extra que hacían que costase 55 €, y más importante aún, que me quedasen 5 para sobrevivir tantas horas ahí dentro abrasado, como tanta otra gente que inteligentemente pensó que la camiseta negra era una buena opción. Al mostrar mi entrada los de la puerta demostraron su negligencia en el trabajo preguntándose si ese día era sábado 20. No, sábado 23, no te jode. No hizo falta que me cacheasen la cámara de fotos, ni siquiera tengo una. Así que esta entrada quedará bastante pobre en el aspecto gráfico.




Llegamos con un ligero retraso a Ekon, el grupo vasco de rigor, el grupo que con esa condición de local toca en el peor horario posible pero es mejor que muchos de los privilegiados del cartel de rigor. Yo nunca había escuchado antes al recientemente reunido grupo de Arrasate, pero su rapcore repleto de riffs con tres cantantes resultó bastante interesante. Con la pirotecnia justa como para impedir trabajar con cámara de grúa a los operarios, se fueron por donde vinieron en un siesnoés.

No hacía falta moverse del Escenario 2 para ver a Lauren Harris. Eh... está muy buena. Y... una canción recordaba a The Spirit of Radio de Rush... Y hmm, si no fuese hija de su padre jamás la hubiésemos visto en la tabla.

Ahora sí que tocaba moverse hasta el enorme Escenario 1 para ver a God Forbid. Según leí en el folleto, tocaban death metal americano. El género resultó ser justo como me lo imaginaba. Riffs muy rítmicos de unas guitarras afinadas en vaya usted a saber qué nota grave y voz gutural de un cantante afroamericano con el que no se me ocurriría pegarme. Decía el folleto que en los últimos trabajos habían intentado hacer un acercamiento hacia lo sueco. Sería por los 20 segundos de melodía tranquila que hubo en el concierto, porque el volumen de ellos daba más miedo que el cantante. En cualquier caso me resultaron bastante amenos.

Buckcherry fue el primer concierto en el que se vio una cantidad 'organizada' de fans. Resultó ser el grupo de hard rock más entretenido del día. No descubrí nada nuevo con ellos, pero disfruté mucho más con ellos y sus canciones de letras de contenido sexual que con ciertos cabezas de cartel, por ejemplo.

Dragonforce. Ains, Dragonforce. No abrieron el concierto con Through the Fire and Flames, sólo lo pareció. No sé cómo se puede hacer que las canciones parezcan tan jodidamente iguales entre sí. Siendo unos mantas, por ejemplo. Creo que si siguen con esa conducta payasesca acabarán convirtiéndose en una especie de grupo parodia hacia el power metal. Con un teclista que es la antítesis de Jordan Rudess en cuanto a estética y actitud, que si me dicen que su guitarra-teclado no estaba enchufada me lo creería, un cantante que estaba más tiempo echando agua al público que haciendo otra cosa, el batería que en cambio intentaba copiar el look a Portnoy y que hacía unos blast beats que no pegaban ni con cola en este tipo de música, un guitarrista haciendo muecas y gestos a Herman Li, el propio Li que no hace falta que haga el tonto para resultar irrisorio... Pero hay gente a la que le parecieron buenos. Oídos sordos.

Creía que tras ese concierto no estaría para paparrochadas, pero Papa Roach resultaron bastante audibles a primeras. Aquí sí que se notó que había gente que de verdad esperaba ese concierto. El grupo resultó estar bastante entregado hacia el público, y a mí se me pasó bastante rápido. Como suele suceder, no es la música que escucharía en mi casa, pero está muy bien para una escucha, con el añadido de que fue uno de los grupos que mejor sonido sacaron.

Empezaban los pesos pesados. Anthrax fue el primer conciertazo del día. La en apariencia no tan veterana banda (Dream Theater habiendo empezado más tarde les sacan unas cuantas canas y tolvas) ofreció un concierto lleno de clásicos... que no conocía. Igualmente me dio buenas sensaciones este grupo de thrash, género en el que no he ahondado demasiado pero siempre es preferible al jebi tradicional, por ejemplo. La gente salió contentísima del Escenario 1.

Luego era el turno de Thin Lizzy, según más de uno creería. Lo cierto es que la tardía caída de cartel del mítico grupo irlandés no fue muy anunciada que digamos. En su lugar venían los americanos Lizzy Borden (a ver si colaba el nombre) con su espectáculo de disfraces, tías buenas y rock americano repleto de caspa, ideal para ir a por la cena ya pasadas las 20:00.

Habiendo asesinado ese concierto, desgraciadamente hubo que sacrificar otro que pintaba muy bien casi en su totalidad. In Flames, que nunca entenderé por qué lo catalogan como death metal aparte de por ser suecos, pero era un concierto que me causaba mucho interés. Aún así, pensaba que ver a Dream Theater en primera fila merecería.

Y mereció, vaya que sí. El mejor concierto de la noche con una diferencia abismal, y desde nuestra posición lo pudimos ver y oír perfectamente. El único pero fue un encocado de al lado nuestro por el que temimos nuestro disfrute de la actuación, pero acabó tranquilizándose tras intentar un stage diving desde el puto suelo (es decir, un crowd diving o algo así) con el que fuimos afortunados por que pasase justo delante nuestro, que a alguno ya le metió un soplamocos.

Al margen de eso, el concierto fue una maravilla. El setlist fue similar al del pasado fin de semana en el Download Festival, pero con alguna canción más por durar más tiempo su actuación, y alguna canción ausente como Pull Me Under (éxito absoluto en UK, supongo que allí tocaba tocarla, o Hollow Years). Sólo tocaron una canción que conociese bien, Beyond This Life (no esperaba más, la verdad), pero con las otras canciones disfruté lo mismo o más. Si hay algo concreto con lo que me quedo del concierto es con Mike Portnoy. Creo que cumple la complicada tarea de ser (o parecer) el líder de una banda desde su posición de batería. No sé si el hecho de haber sido elegido tantas veces mejor baterista de rock progresivo le ha hecho fijarse en estas cosas, pero el aire de coolness que desprende este hombre es brutal. Cómo gesticula a los demás miembros del grupo, cómo anima al público mientras toca, se levanta del asiento en mitad de una canción y sigue tocando, acerca y aleja el micro golpeándolo con sus baquetas para hacer unos coros bastante chulos (en Constant Motion por ejemplo), sus malabares con baquetas voladoras (en mitad de una canción incluso le lanzó una baqueta a un pipa y cuando se la devolvió desde fuera del escenario la cogió al vuelo). Además es una puta máquina. Rudess nos pudo deleitar con su solo iphone y su duelo de guitarra teclado con Petrucci en Metropolis. El guitarrista del grupo no es que sea mi favorito en su labor, pero reconozco que tiene mérito tocar tantísimas melodías en sus canciones y hacerlo perfecto. Myung también le mete caña a su bajo, no toda la que quisiera yo para sacarle el jugo a esas seis cuerdas pero solo agudo y algún arpegio también tocó (en la canción de su disco todavía por salir, por ejemplo). Y aunque de LaBrie nos temíamos lo peor vista su actuación en el Download hace una semana, lo cierto es que anduvo bastante fino en su labor de cantante. En definitiva, fue un concierto memorable, y que me ha impulsado a seguir explorando los trabajos de este quinteto.

La gente ya se iba preparando para los cabezas de cartel que menos me han llamado nunca en un festival, Mötley Crüe. Si no me esperaba nada de ellos y además a los fans el concierto les defraudó, imaginaos cómo fue. No me cagué más en ellos durante el mismo porque las miradas de los maestros del air guitar que tenía en derredor resultaban amenazantes. Con una estructura canción/no-canción creían que saldrían airosos en duración, pero es difícil engañar al público cuando entre tantos parones se enfría el ambiente. Parones empleados para hacer ruido con los instrumentos, alguna improvisación que valía más bien poco, un tonteo de Mars y Tommy Lee con Little Wing y Voodoo Child (Slight Return) que fue para mí el mejor momento del concierto, conversaciones absurdas etc. Y tanto las canciones como los músicos valían más bien poco; vale que después de Dream Theater era normal que aquello me supiese insípido, pero gustosamente hubiese cambiado de horario a Buckcherry por ellos. Quién se ríe de LaBrie tras oír los agudos en falsete del cantante. En fin, que me lo pasé bien riéndome de los parones que hacían.

Estando ya el pescado vendido y siendo las 02:00 tras un día bastante largo, Hatebreed tuvieron una cantidad de público aceptable. Tocaron un hardcore rápido que suscitaba violencia y demás aplastamientos de cabezas, y a pesar de estar ya reventado no estuvo mal aquello.

Me dio lástima no haber ido el viernes allí. Había nombres interesantes en el cartel, pero precisamente de eso ha carecido el festival respecto al anterior, de algo de nombre. Por mucho que la de este año fuese una oferta variada e interesante, siempre valdrían más para el público general unos Kiss y unos Judas rodeados de grupos cuyo nombre es de sobra conocido, pero que llevan varios años viviendo de eso mismo, de lo que hicieron en épocas pasadas (por mucho que a mi juicio sea mierda). Vamos, que por mucho que la asistencia este año haya descendido casi un 50% me quedo de largo con este festival antes que con el del año pasado, al cual ni siquiera me molesté en ir. Por desgracia, como la pasta es la pasta, me temo que no tardaremos en volver a ver a lo de siempre por aquí. Al final la escena heavy es lo que es. El poder del metal, amigos, cómo no tener ni puta idea de música y creer que sí.

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domingo, 21 de junio de 2009

Patrick Wolf - The Bachelor

Por una vez me he enterado pronto del lanzamiento de un grupo que me gusta, a pesar de que es uno que se aleja de mis gustos habituales. Así que es un placer para mí escribir las primeras impresiones del último disco de Patrick Wolf: The Bachelor.



Para quien no lo sepa, Patrick Wolf es un jovenzuelo cantautor inglés que toca un millón de instrumentos o más, y hace buen uso de ellos a lo largo de sus creaciones. Grabó su primer disco con 20 años, y desde entonces no ha parado de dar conciertos y publicar álbumes, entre los que se encuentra el que veremos ahora, su 4º disco The Bachelor.

Como cualquier grupo que se precie, es difícil encajar los discos de Patrick Wolf en un género concreto, porque mezcla pop, rock, folk y música electrónica, centrándose en uno en concreto en alguna canción o usando elementos de varios géneros al mismo tiempo. En este último disco parece que las canciones van cada una a su bola, y de no ser por los estribillos suyos tan característicos parecerían de grupos distintos.


La temática de las letras de los discos es algo a lo que no suelo prestar atención. Pero por casualidad acabé leyendo que este disco lo grabó después de una desafortunada relación sentimental que dejó al pobre hombre hecho polvo, pensando que iba a pasarse el resto de la vida solo. Patrick Wolf siempre ha metido canciones tristes y sentimentales en sus discos, así que esa amargura no es algo que llame especialmente la atención en este último, pero el trasfondo ahí está.

El disco abre con Kriespiel, una pequeña obertura a lo prueba de sonido Dolby Surround, antes de pegar fuerte con Hard Times, canción cuyo doloroso videoclip os pondré a continuación. Suena parecido a su anterior disco (The Magic Position) pero tocando demasiado los huevos con el violín, con una melodía en el estribillo a la que he acabado por pillar el gusto.



Mientras escuchaba el disco, comprobé que a menudo el chaval se va al extremo de un género en concreto, tanto que cuando empieza a sonar Damaris parece que empieza alguna película genérica ambientada en la edad media. O cuando empieza Count of Casualty, que parece algo de chiptunes con ese sintetizador 8 bits sonando por ahí. O, siguiendo con bizarradas, la canción Vulture se aleja mucho del resto del disco con un sonido completamente ochentero (y no me refiero al jebi metal).


Por lo general, exceptuando esos desmarques puntuales, encontramos canciones bonitas y tranquilas, con un buen uso de instrumentos clásicos para embellecer el sonido. No he escuchado lo bastante los primeros discos como para poder comparar, pero al que sí que le metí mucha caña en su día fue al disco anterior, The Magic Position, y me gustó bastante más. Una primera impresión no es lo más apropiado para emitir un juicio justo sobre un disco, aunque si esta entrada sirve para recomendaros el disco anterior en lugar de este, perfecto. Os dejo con la mejor canción de The Bachelor: Oblivion (voy a componer yo también una Oblivion, que está de moda XD). Y sí, Patrick Wolf es bisexual. Lo dejo como dato. Que por sus pintas puede que no lo parezca pero así es.


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viernes, 19 de junio de 2009

Crítica transitoria ligeramente desfavorable/recelosa hacia Black Holes & Revelations

Debido a que he decidido por los tres que vamos a ir al concierto de Muse el 28 de noviembre en Madrid (qué poderoso se siente uno cuando comprando una entrada fuerza a otras dos personas a hacer lo mismo), he creído oportuno extender mis conocimientos acerca de su discografía. Por muy bueno que sea su directo, poca gente iría a verles simplemente por curiosidad teniendo en cuenta el precio de la entrada, pero lo cierto es que aún habiendo escuchado un único disco me parecía un gran grupo.

Y es que Origin of Symmetry me parece un trabajo muy a tener en cuenta. Con auténticos temazos como Space Dementia, Hyper Music o Citizen Erased me daba con un canto en los dientes si conseguía disfrutar de otras canciones en los demás discos como lo hacía con éstas. Decidí empezar por Black Holes & Revelations, su último disco. ¿Por qué no?




¿Por qué no hacer una entrada sobre ello? Es el último trabajo del grupo de moda... que salió hace tres años y que está a punto de converstirse en penúltimo trabajo, el cual obviamente se ha paseado por toda la blogosfera y más allá. Claro que esos análisis no los he hecho Yo. Además, prefiero escribir críticas sobre discos ya sobados por todo el mundo que... yo qué sé, llenar el blog de absurdas noticias. ¿Quién es el necio que haría eso? Preferiría escribir a pollazos y publicarlo antes que eso.

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A pesar de haber oído el nombre del disco cientos de veces, a priori pocos temas me sonaban. Por una parte uno empleado frecuentemente por Canal+ en la publicidad de la propia cadena, y que recientemente ha sido incluída en la banda sonora de cierta película de corte juvenil, que atrae gente... juvenil. Gente a la que maldecimos al estar rodeado de ellos en un concierto de Muse, cuando nosotros estamos curtidos en mil batallas sudorosas y headbangeras. Hasta que allí nos damos cuenta de que ese ambiente juvenil que puebla el público impregna de quinceañeras de hormonas revueltas la pista.



Por otra parte, alguna que otra canción también me sonaba así a bote pronto.



Tomamos auriculares. Plena concentración, damos al play, y Muse comienza a sonar. Es Muse, me jugaría el cuello. Dios, Take a Bow ha de ser suya, no me digáis que no tiene ese estilo que tanto les caracteriza. Con cuerdas y demás, pinta bien. Pero de pronto, algo sucede. Algo que me crea un escalofrío capaz de atravesar todo el espinazo y darme un puñetazo en la médula espinal que me deja tieso. Señores, qué leches es esto. ESTO.



Qué coño es esto, amigos. La primera escucha, hasta este preciso momento, me suscita parálisis cerebral. Por un momento creía que me había teletransportado al mundo del j-pop, al de los putos animes shojo, o yo qué sé. Luego se descubre instantáneamente que la progresión de acordes no está tan mal, pero esos dos acordes, con esa melodía de teclado intentaron asesinarme. Incluso el tiempo verbal cambió.

Luego el panorama mejoró con la ya de sobra conocida Supermassive Black Hole, la curiosa Map of the Problematique, Soldier's Poem que con esos coros recuerda bastante a Elvis... pero ni rastro de Origin of Symmetry por aquí. Invicible entra con un ritmo de caja militar, sigue con un ritmo de caja militar, acaba con un ritmo de caja militar. ¿Cuántas escuchas satisfactorias puede conceder esta canción? Prefiero no pensarlo. Un riff cañero para entrar en Assassin, y nada especialmente nuevo o llamativo hasta llegar a Knights of Cydonia, con ese aire a spaghetti western, para acabar con la línea de voz a coro y ese riff. Ese.



Unos dirán que es a lo Iron Maiden. Yo digo que es a lo Wolfmother. Otro dirá que es a lo de los dos grupos, porque tienen canciones que se basan en la escala pentatónica a porrillo. Tiene razón el muy cabrón. El caso es que hasta a mi viejo le hizo disfrutar y decir sus frases típicas de cuando suena algo de Metallica o Su ta gar por casa.

Se acaba el riff y se acaba el disco. Desde luego no es lo que esperaba, yo quiero los riffs, los teclados, las progresiones tan especiales de Origin of Symmetry. Todavía me quedan muchas escuchas para sacarle el jugo al disco y saber lo que tengo entre manos, pero la primera impresión no ha sido del todo satisfactoria. Pongámosle fecha de caducidad a esta crítica. O no.

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Sobre John Williams y la música clásica de guitarra

Hay días en los que decidimos alejarnos de la rutina musical para embarcarnos en aventuras atrevidas. No solo nos alejamos de nuestros grupos habituales, también lo hacemos con géneros musicales. No, no hablo de involucrarse en el post rock como cuando el disco de Maybeshewill. Eso está a tiro de piedra, hombre, me alejo más aún. Me catapulto y ¡zas!, tras ver en pleno vuelo a Paco de Lucía recordándome lo grande que es la guitarra clásica, aterrizo en el sitio más clásico de ellas. Que con las guitarras también se hace música clásica, sea contemporánea o no.

Entonces me encuentro con mi viejo disco de John Williams, que adquirí de mi primer y mejor profesor de guitarra. Sí, John Williams.



No, John Williams:


Te maldigo, last.fm. Algún día me las pagarás.

John Christopher Williams es guitarrista y compositor, según el disco que tengo yo, el cual se llama simplemente The Guitarist, simplemente interpreta la gran mayoría de las canciones. De 21 pistas sólo tres están compuestas por él. Muchas de las piezas son de una sola guitarra, pero también hay composiciones (las tres suyas, por ejemplo) de música de cámara. Son piezas puramente clásicas. Como música guitarrística que es, hay piezas contemporáneas, pero también las hay que han cumplido varios siglos y desgraciadamente su autoría cayó en el anonimato. Hay una buena mezcla de influencias según países, tenemos unas piezas griegas, italianas... pero hay una que para mí es sin duda muy especial, y para ser franco, cada vez que la escucho se me quedan los cojones cuadrados.

Dicha pieza fue compuesta por Carlo Domeniconi en 1985, hace relativamente poco. Tiene una gran influencia de la música turca, país del que el guitarrista italiano quedó maravillado por su cultura y decidió realizar estudios musicales en Estambul. La composición se llama Koyunbaba. Está dividida en cuatro movimientos, y al ser prestigiosa es fácilmente youtubeable, ya que John Williams es sólo uno de sus abundantes intérpretes, entre los que por supuesto está el propio Domeniconi. Os dejo el primero de los cuatro movimientos que conforman Koyunbaba, pero si sois un poco curiosos y os gusta os recomiendo explorar por youtube. Aunque no es fácil encontrar los cuatro, sí que hay alguna buena interpretación de ellos.



El de la música clásica es un género en el que debería ahondar porque me encanta, en especial la guitarra clásica, que es el instrumento con el que empecé y cuyo sonido me sigue cautivando, pero es muy difícil investigar este tipo de género del que hay tan pocas referencias en los medios y en la gente joven.

Aún así, seguiré indagando. Total, como si no escuchase lo que me sale de los huevos.

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domingo, 14 de junio de 2009

Las Vans de Mastodon

Dada la falta de contenido sustancioso en la página, debido en partes iguales a la vagancia y a la inmersión de los redactores del blog en nuestros respectivos exámenes, para que no quede vacío el mes de junio comentaré una chorrada que he visto en Hipersonica, único portal de actualidad musical en el que encuentro cosas que me llaman un poco la atención.

Y es que Mastodon, grupo por cuyo tardío descubrimiento me fustigo todas las noches después de lavarme los dientes, ha firmado con la marca de calzado californiana Vans para sacar la serie The Vans X Mastodon Blood Mountain.



Para la portada del disco está de puta madre, pero a mí no me entusiasma la idea de ir con un ciervo-lobo tricéfalo de colorines estampado en mis zapatillas. La ballena esa ya sería otra cosa, pero es lo que hay. Se podrán conseguir en tiendas especializadas (en zapatillas de grupos de groove metal técnico, busca la más cercana en google maps) y en tiendas específicas y web de Vans.

Si lo único que te ha llamado la atención de la entrada ha sido la palabra Mastodon, dejo después del salto el videoclip del temazo Oblivion, que también he visto en Hipersonica. El vídeo me hace mucha gracia, no me parecen muy creibles los barbudos estos como astronautas serios y compungidos. Y además la han acortado un poco.

Mastodon "Oblivion"

Ah y esto es un experimento para ver si realmente afecta las búsquedas: cachondas, lesbianas, mujeres desnudas, porno, putas, sexo, partituras el chocho loco, guarras, anal, oral, fecal, viakal, y tal, chinas, japonesas, hentai, porno avril lavigne y alaska, yo qué sé XD

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miércoles, 3 de junio de 2009

Maybeshewill - Not for want of trying

Qué bien suena eso de investigar grupos nuevos y poco conocidos. Es fácil decidir enfrascarse en una caza de discos por géneros específicos. ¿Para qué escuchar rock alternativo cuando puedes escuchar psychobilly? Os doy la respuesta: porque posiblemente el segundo sea una puta mierda o un tostón infumable. Sí, es así. Cuando lees noise rock piensas en señales amplificadas con mucha ganancia o algo, pero no, te das cuenta de que el género le hace honor a su nombre, demasiado honor.


Al fin y al cabo, por algo son géneros minoritarios. La siguiente decisión es refugiarse en los más mayoritarios de ellos, los célebres y vanguardistas post-(insert genre). Y al final, tras varias escuchas a diversos álbumes, acaba llegando el que buscabas. Ese que te pide a gritos otra escucha desde el primer momento, incluso mientras lo estás escuchando te pide más. Entonces apagas la pantalla del ordenador para... oh, mierda, es de plasma y es mate. Bueno, da igual, te imaginas ver tu rostro reflejado en ella. Y es algo similar a esto:



Algo parecido me pasó a mí con Maybeshewill, un grupo inglés que mezcla acertadamente riffs metaleros con algo de electrónica light, y su disco Not for want of trying.



Es un disco prácticamente instrumental, muy uniforme y de agradable escucha. Como he dicho combina elementos de rock (riff pesados, buena percusión) con moderadas dosis de electrónica y algún que otro teclado. No tengo mucho más que decir al respecto, sólo que tengo ganas de escuchar algún otro trabajo suyo a ver qué más ofrecen, y que podéis darle una escucha aquí a un tema suyo de curioso título.



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VIENEN MUSE


Parece que al fin hicieron caso a mi invocación desde los comentarios de FCLM (blog que Matt Bellamy visita entre 4 y 5 veces al día). Muse presentarán su nuevo trabajo The Resistance en Barcelona (Pavelló Olímpic) y Madrid (Palacio de Deportes) los días 27 y 28 de noviembre, y las entradas estarán disponibles a partir del 16 de junio. Las entradas probablemente valdrán lo mismo que ir a ver un puto festival, pero seguramente nuestro querido Matthew tendrá que pagarse las sesiones de terapia psicológica por estar currándose él solito toda la orquestación del disco nuevo, y eso lo justifica todo.

Ya me jode que sólo toquen en Barcelona y Madrid, pero al menos los conciertos son viernes y sábado respectivamente, así que igual hay que hacer un esfuerzo y echarse en viajecito, que a saber cuándo vuelven otra vez.

Visto con un par de días de retraso (por mi parte) en HiperSonica.

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lunes, 1 de junio de 2009

Yawning Man

Tiempo atrás descubrí por casualidad Queens of the Stone Age, y bastaba con echar un vistazo a cualquiera de sus biografías que pululan por internet para encontrar el nombre de la banda Kyuss. Al parecer Kyuss fue el grupo de stoner más importante e influyente que ha existido, y dando vueltas por los grupos del género se descubre que los miembros que militaron en la banda se han desperdigado por el resto de la escena stoner. Por eso me sorprendió encontrar un grupo que fue, a su vez, el que inculcó el sonido del desierto entre los jóvenes miembros de Kyuss: Yawning Man.

Yawning Man es un grupo de stoner-rock-psicodélico que se formó en 1986 en Palm Desert, aunque hasta el 2005 no grabaron ningún disco. Por lo que he leido, iban felizmente con su camioneta por el desierto, y allí donde paraban se ponían a hacer larguísimas jam sessions. Cualquiera podía verles o incluso unirse.



Como podréis oir si habéis hecho click en el video de arriba, es un grupo instrumental, al menos en los dos primeros CDs que son los que he escuchado. Las guitarras con eco y un uso frecuente de la "tremolo bar" caracterizan el sonido del grupo, acompañado siempre por una línea de bajo elaborada y la batería del grandioso Alfredo Hernández. Este hombre fue también miembro de Kyuss y fundador de Queens of the Stone Age, así que su calidad está más que demostrada.

De todos modos, en general es música muy tranquila. Demasiado tranquila en comparación con el resto de grupos stoner, y por eso al principio me pareció un soberano coñazo. Pero cuando se me empezó a hacer difícil diferenciar los grupos stoner cuando ponía el modo aleatorio, me di cuenta de que son el resto de grupos los que se repiten como el ajo, y comencé a apreciar a Yawning Man. Aparte de ser el tipo de música perfecta para escucharla sin que absorba toda tu atención mientras haces otras cosas (vaya programas en Java con sabor a desierto he hecho).



Así que lo dicho, no hace falta que te guste el stoner para que te guste este grupo. Dadle una oportunidad y admirad los tambores de Alfredo.

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