martes, 30 de marzo de 2010

El tiempo pasa.

Entrar en una nueva década puede servir para darse cuenta de cómo se alejan los años y en la música, donde las distintas épocas tanto la definen, no iba a ser menos. Si hasta ahora hemos mirado a los 80 como esa época ya desfasada de la que sólo quedaban vestigios y residuos, de ahora en adelante poco a poco los 90 irán tomando esa forma.

Grupos de música que nacieron a raíz de gente de la Generación X y a los que los años les marcan a estas alturas. Envejecen sus rostros, envejece su música. Para bien y para mal. Quizás ahora podemos ver como un puñado de esos grupos se convierte en los que llamamos clásicos tras muchos años, álbumes y bolos a sus espaldas. Y con un sonido que marque la época a la que pertenecen.

En los 90 la era digital se afianzó no sólo a la hora de reproducir la música, también a la hora de grabarla. Hoy en día sólo unos pocos bohemios (Berri Txarrak sirva de ejemplo) son lo suficientemente transgresores como para atreverse a grabar en analógico con las pegas que supone. Es como tratar de escribir a máquina hoy en día. Nos hemos acostumbrado al uso vertiginoso del teclado gracias a la facilidad para borrar lo anteriormente escrito, sea un mero lapsus clavium o sea que no pensamos lo suficiente lo que llevamos a la pantalla. El recurrente ctrl+Z de un ProTools cualquiera no existe cuando tenemos que cortar cinta magnética a mano y pegarla posteriormente, así que gambas a la hora de grabar las justas.

Y en fin, estos métodos hacen que la música de esa década y la de la que ha terminado hace escasos meses no esté tan diferenciada en cuanto al sonido como lo estaban con los 80, pero se notan cositas. Donde más palpable es la desemejanza es, además de la composición, como es lógico, en la técnica/virtuosismo de los instrumentistas. En cuanto a la guitarra la cosa estará similar porque siempre hay de todo, pero algo que percibo es que hasta en los estilos de música más genéricos las bases rítmicas están muy bien cuidadas ahora, en muchos casos teniendo además un baterista fenomenal. No sólo son grupos de depurada técnica como Mastodon o The Mars Volta los que tienen percusionistas que pueden hacer alarde de ser de los grandes entre tanta polirritmia, también grupos cuya finalidad de las composiciones dista mucho de hacer acopio de detalles técnicos cuentan con gente que se defiende más que bien con las baquetas. Un caso llamativo es Arctic Monkeys, que con unas guitarras simples pero efectivas añaden una base rítmica muy sólida y sin grandilocuencia alguna consigue acaparar más atención de la que grupos de este corte suelen requerir.

Aunque algunos no lo quieran hacer ver así, gracias a internet las posibilidades son infinitas si alguien quiere escuchar o hacerse escuchar música, estén o no los demás medios de comunicación con ella. Ello está creando una especie de liberalismo musical en las que las pautas a seguir son las que uno mismo elija. Tocar es cada vez más fácil, así como grabar y, como ya he dicho, difundir. Es algo que todos sabemos, por muy negro que lo pongan los 'grandes artistas' diciendo que con el dinero que pierden las discográficas menos invertirán en grupos pequeños que quieren salir. Cada vez hay más grupos, de todos los géneros. El talento aflora, también la técnica. Cada vez hay más oyentes, de todos géneros. El conocimiento aflora, también la exigencia. Se está aprendiendo a apreciar de verdad lo que oímos. Y supongo que en los próximos años el interés general del populacho irá a más, dando vida al mundillo. Además el directo ha pasado a ser fundamental en cualquier grupo de rock y es algo que ha ido cambiando brutalmente comparando a años atrás, en las que había grupos que acabaron por renunciar a tocar ante el público, incluso grupos punteros como The Beatles (la complejidad a la que pasó a tener su música cuando dieron el salto a la psicodelia influyó, claro).

Veo a la música por buen camino en todos los niveles, desde grupos de renombre hasta la escena underground que nunca deja de sorprenderme y que me gustaría seguir con más dedicación aún si esto no estuviese repleto todavía de hijos de putas irreverentes con esta droga tan maravillosa que es la música.

Y por último, y volviendo a los 90, una recomendación. Ya que de momento esta década está en tierra de nadie, no sabemos si meter sus grupos en lo contemporáneo o en lo viejo, un grupo que podría ser cualquiera de las dos. Tiene algo de grunge que recuerda a otros días, pero en su base rítmica firme se sostienen varios acordes de sutil reverberación que le dan un tono muy space rock al asunto. Un grupo mestizo y bastante especial, Failure. No recomendaré nada que no haya escuchado, así que simplemente pegadle una oreja a Magnified (1994) como he estado haciendo yo.



El tiempo pasa. Qué tarde es, las putas cinco de la mañana aunque os mienta la hora a la que he comenzado a escribir la entrada. Os quiero.

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