sábado, 19 de diciembre de 2009

The Pink Tones

El sábado pasado tuve la oportunidad de asistir a uno de los mejores conciertos en los que he estado en mi vida, indudablemente. El pequeño escepticismo que me envolvía tras conocer el concierto lo borró de un plumazo la asistencia al mismo, de la cual salí maravillado.

Y es que no es fácil versionear a Pink Floyd con todas sus letras. Se puede tocar Pink Floyd, no es un grupo técnicamente muy exigente, pero hacerlo bien complica muchísimo el asunto. Es un grupo cuyo sonido puede asombrar a cualquiera hoy en día en la era digital, ni qué decir en los años setenta. Lo confirmo ya; The Pink Tones es un grupo perfectamente capaz de emular su sonido, con grandes resultados. Sin duda —y como dijo el cantante— es algo en lo que hacen especial hincapié y seguro que les ha llevado años encontrar. De hecho, también confesó que todavía les falta algo para afianzar su sonido al de Pink Floyd del 73. "El del Pulse está bien, pero no es lo que buscamos". Grande. Desde luego, un esfuerzo encomiable para analizar y reunir toda la electrónica que involucra el sonido del mítico grupo. Aparte de esto, la puesta en escena estaba más que cuidada. No penséis que porque versioneen a un grupo lo hagan de manera campechana y centrándose solo en la música, pues visualmente el espectáculo estaba bien dotado, con sus momentos de luces, humo, láseres y demás parafernalia.




El deleite sonoro se abrió con Shine On You Crazy Diamond (Parts VI-IX). Cuando menos curioso abrir con la segunda parte de una canción, pero indudablemente un tema enorme. Lo confesaré ya, Wish You Were Here es mi álbum favorito de Pink Floyd. Que Have A Cigar le siguiese a esta no pudo sino mejorar la cosa. Dos canciones ideales para probar de lo que es capaz The Pink Tones como grupo tributo, con un resultado más que satisfactorio. Mención especial al final de Have a Cigar en el cual imitaron a lo que se puede oír en el álbum apagando las pantallas generales, algo que también hicieron al inicio de Wish You Were Here, mucho más avanzado el concierto.

A esas dos canciones le siguió Pigs (Three Different Ones) como repaso a uno de sus discos más laureados pero quizás algo ensombrecido por sus discos más insignes, Animals, donde pudieron hacer alarde del distorsionador de voz que se usa en esa canción para hacer ese característico solo vocal, además de On the Turning Away, Coming Back To Life y What Do You Want From Me, para recordarnos esa denostada época de Pink Floyd tras la marcha de Roger Waters.



Lo cierto es que el concierto prefirió centrarse en los discos más famosos (que por algo lo son, su indiscutible calidad) y aparte de estas dos canciones la única que no fue del trío de discos célebre fue Echoes, de la cual había oído hablar de sobra pero nunca había escuchado porque quería esperar al momento de escuchar Meddle. Tocaron la versión corta, de 16 minutos (bendito oxímoron), y sencillamente me maravilló. Tras esa escucha no es pequeño el repaso que le he dado a este tema, Live At Pompeii incluído. Y puedo afirmar que The Pink Tones lo tocaron con una fidelidad absoluta, tarea nada fácil.

Más tarde llegó el Dark Side of the Moon, todo en pack. Sí, lo tocaron entero de inicio a fin, lo cual es admirable, aunque casi obligatorio. Un álbum que une y entrelaza tanto sus canciones, usando mucho leitmotiv, merece ser tocado así. La lealtad hacia el disco de nuevo era completa. Usaron grabaciones para diversos sonidos irreproducibles por instrumentos al principio de las cancones Speak To Me y Time, y no sé si On The Run, porque desde luego es complicado hacerla en directo. The Great Gig In The Sky no estuvo falta de voz femenina, porque durante todo el concierto acompañaron las canciones dos esbeltas coristas, y a falta de negraza cantante de gospel para hacer de voz solista en este tema buenas eran ellas dos, además no reclaman derechos de copyright. La transición Us And Them/Any Colour You Like fue especialmente mágica para mí, hasta el punto de emocionarme bastante.




El saxofón también estaba presente, por supuesto; instrumento fundamental en este álbum y el WYWH, lo tocaba —según leí en la web oficial del grupo— el músico que más recientemente se había unido al grupo. Aparte de hacer esa labor perfectamente también ayudaba como segundo guitarrista en la mayoría de las canciones, aunque tímidamente. La labor de un segundo guitarrista no es que sea esencial en un grupo en el que sólo contaba con uno y no tenía tendencia a doblar sus guitarras, así que tocaba su guitarra (nunca había visto una guitarra sin pastillas, y no sé si usará otro sistema para recibir el sonido o las pastillas estaban latentes) con un volumen bastante moderado. Incluso se atrevió con el trabajo vocal más furioso en Run Like Hell, por ejemplo, siempre ayudando al guitarrista principal que en cuanto a la voz hacía tanto de Waters como de Gilmour repartiéndose trabajo con el bajista, menos participativo pero igualmente con una grandiosa voz. Ni qué decir que tanto en técnica como en timbre eran un sucedáneo más que honroso de las voces inglesas, sólo a falta de un perfecto acento que entre tanta loa nadie se atrevería a exigir.

Para la recta final del concierto dejaron canciones de The Wall. Obviamente no tocaron el disco entero, ya que dura 1:20h, pero repasaron sus temas fundamentales. Es más, creo que es lo mejor que se puede hacer, ya que como banda sonora de la película queda muy bien, pero en mi opinión hay temas que no están a la altura en este disco. Con las dos coristas enfundadas en un traje de colegiala que dejaría estrábico a quien intentase mirar a la vez a los demás componentes del grupo y un muñeco hinchable gigante del dibujo que simboliza al profesor de escuela en la película (y no me preguntéis por qué, pero daba la sensación de que incluso se movía al ritmo de la música), los músicos decidieron echar el resto con un buen puñado de temas entre los que se encuentran sus más conocidos y a la vez animados, lo que sin duda encendió al público.




Así pues, abrieron esa ronda de temas tal y como abre el disco, con In The Flesh?, y también cayeron The Thin Ice, las Another Brick In The Wall (con The Happiest Days of Our Lives entre medias, por supuesto), Mother, Goodbye Cruel World, Run Like Hell y acabaron cerrando el concierto con la archiconocida y emocionante Comfortably Numb, sin duda una de las mejoren maneras.

En efecto, no son pocos los temas que he citado (creo que no me dejo ninguno), y contando que la duración de muchos de ellos es bastante larga acabó siendo un concierto de alrededor de tres horas. Suficiente para salir con muy buen sabor de boca por los 17 € invertidos en la entrada, y con ganas de repetir en siguientes bolos en los que se dejen caer por la ciudad de la que procede el cantante y guitarrista del grupo, Álvaro (lo cual le da +10 de carisma). 2010, un buen año para repetir.

Por último, dejo una secuencia de fotos que un asistente se animó a sacar con su equipo durante el bolo, sacrificando su lumbago agachado constantemente en los escalones que dan pie al escenario. Además, en la foto sacada al público se le puede ver a un servidor por ahí, con idéntico semblante que las demás personas. Este puede ser de profundo aburrimiento o de mayúscula admiración aderezada con un respetuoso silencio. Huelga decir de cuál de las dos proposiciones de este dilema se trata.

He leído que graban cada concierto que tocan pero por problemas con la mesa de sonido esta vez no pudo ser, en cualquier caso, os dejo un par devídeos del concierto de 2008 en el mismo escenario. La imagen no es la mejor pero el sonido es idóneo.





También os animo a visitar la web del grupo, en la que aparte de poder escuchar más cómo suenan, que es algo a lo que me he referido largo y tendido en esta entrada (aunque no sé cuándo hicieron esas grabaciones y puede que ellos mismos las consideren desfasadas y hayan mejorado), podéis comprobar una lista de las no pocas canciones que tocan de la banda inglesa y estar al tanto de los pocos conciertos que tocan al año. Si tenéis la suerte de que se pasen por vuestra ciudad y os gusta Pink Floyd, francamente... os obligo a ir.

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lunes, 14 de diciembre de 2009

Ciencia musical

Bueno, una pequeña entrada de transición. Un tentempié para digerir la que escribiré en breve, cuando tenga tiempo.

Entre los muchos fenómenos musicales que se pueden encontrar por los lugares más recónditos de internet, se me dio a conocer una manera muy curiosa de hacer música. Sabía que se podía dotar a cualquier voz grabada de una melodía mediante programas que francamente desconozco, pero se puede hacer regulero, bien o cojonudo.

Si el iniciador dispone del talento y la paciencia como para armonizar la melodía que crea el resultado gana enteros, ya en forma de lo que se puede considerar una canción.

Si además el contexto en el que desarrolla este proyecto es el científico le añadirá un punto de originalidad e interés.

Y si finalmente las melodías creadas son bonitas y pegadizas, esto hará que el resultado sea la ostia, que se nos quedarán los axiomas científicos grabados a fuego en la mente y que queramos abrazar al ilustre Carl Sagan.





Anda que no vería documentales si se presentasen así. Ikusbit musical sería épico.

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