jueves, 22 de octubre de 2009

Americanizando a Zeppelin

Lo que sucede con mi enrutador (sí, es la única palabra con la que uno suena más cool si la dice en castellano que con su equivalente semántico inglés)es equiparable al Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Cuanto más se intenta investigar el problema y arreglarlo, menos se entiende qué cojones pasa. Ello me está implicando un forzado (y quizás agradecido) distanciamiento de internet y consecuentemente del ordenador. No sólo estoy perdiendo la mayor fuente de información de mi casa, sino que tengo que dejar de lado muchas aplicaciones prácticas. Pero lo que más me duele de todo es tener que dejar de lado el amado blog, muy a mi pesar. Estoy aprovechando uno de esos lapsos entre desconexión e ídem para seguir hablando de música, aunque ahora prioricen otras cosas.

Mi estancia durante un mes en California con dieciséis años fue bastante fructífera en cuanto a lo musical se refiere, sobre todo por que por la época rehusaba bastante de grupos autóctonos. Pude volver de allí con un buen número de discos (tanto comprados como regalados) en el zurrón. Uno de los agasajos que me fue obsequiado era un disco bastante curioso, un álbum tributo a Led Zeppelin haciendo versiones bluegrass de sus temas más conocidos.



Detrás de esta carátula de photoshop barato se esconde un buen puñado de virtuosos del lado más folkie de la música. Gracenote los etiquetaba como la banda Old School Freight Train, pero resultaba ser (parcialmente) una impúdica mentira. Resulta que es un título dentro de la ingente serie de tributos que tiene el Vitamin String Quartet, que es un cuarteto de cuerdas compuesto por diferentes músicos para cada vez, todos ellos producidos por el sello Vitamin Records. Sin embargo, Old School Freight Train sí que resultan ser los compositores de la obra, trabajo no menos importante que la ejecución. Resulta además que los discos tributo lanzados por el sello son un verdadero porrón de ellos.

El trabajo que hicieron tiene dos caras. La menos guapa es la que tiene un puñado de canciones que la única diferencia que guardan con las originales aparte de la ausencia de voz es el pilar con el que se sustentan, es decir, una instrumentación y producción de sonido exquisitas que me hacen amar el banjo y el violín un poco más. Pero hay otras (las menos, quizás) en las que pese a trabajar sobre una base ya hecha, la labor de composición que hicieron es sin duda loable. Esto hace que el disco que cierra el disco ejerza un poco de tema insignia, al igual que pasa con el grupo original.




Sin embargo, no hay que olvidarse (ni mucho menos) de grandísimas versiones que se pueden escuchar en el disco, tales como Ramble On, No Quarter o All My Love (esta para mí incluso mejor que la original). Siendo totalmente objetivo y dejando de lado mi devoción por un grupo como Led Zeppelin, realmente merece escuchar a esta panda de good ol' boys que han firmado un discazo de versiones así.

1 comentario:

  1. La que me mandaste sí que está taggeada con Old School Freight Train, que cada vez que veo ese grupo en el winamp me sorprendo.

    Tengo ganas de volver a los bilbados para bajarme "Strings For The Deaf" y "Kasabian: Processed String" mwahahaha

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